Si te estás preguntando para qué hacer un taller de gestión emocional, estás en el sitio correcto, y te lo voy a contar.
Existen tres cosas que nos diferencian de los animales: nuestro cuerpo, el lenguaje y las emociones. Y quédate con este último, porque es fundamental.
Los seres humanos usamos el lenguaje para expresar lo que estamos pensando, lo que estamos recordando del pasado y los proyectos o ideas que tenemos acerca del futuro.
Nuestro cuerpo también es parte del lenguaje que usamos para expresarnos, diferentes estudios aseguran que sólo el 7% de lo que comunicamos, lo transmitimos a través de las palabras, sin embargo, un 38% se transmite a través de nuestra voz y un 55% gracias al lenguaje no verbal.
Vale, hasta aquí todo esto está genial, aunque ¿Cómo influye hacer o no un curso/taller de gestión emocional?
Partiendo de la base que la Inteligencia emocional (IE) no nos viene de serie, es decir, normalmente la aprendemos en el seno familiar, y muchos hemos crecido sin ella o sólo con algunas de sus partes, ya que nadie nos la ha enseñado ni ayudado a desarrollar.
A diferencia de la inteligencia general, que es en gran parte heredada, para poseer inteligencia emocional, tenemos que aprenderla, y como cualquier actividad que queremos incluir en nuestras vidas, supone un esfuerzo, una práctica y, por supuesto, la dedicación de nuestro tiempo.
¿Y qué pasa con las emociones?
Como te decía al principio de este post, nos diferencian tres cosas de los animales, y aún no hemos hablado de las emociones.
No hay momento del día que no me esté emocionando, todo lo que siento, pienso y hago viene precedido por una emoción, y no hay forma de pararlo, ocurre sin más.
Las emociones son una respuesta neuro-psico fisiológica y subjetiva ante una situación que puede ser interna o externa, y que provoca un cambio en nuestro estado y nos prepara para la acción.
Las emociones son nuestro software básico, todos las tenemos, y se activan en cada uno de nosotros según nuestra cultura, edad, creencias, valores… Sin embargo, una vez activadas, nos traen la misma información a todas las personas:
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- Nos dan información, son como los testigos del coche, nos dicen que algo necesita que le prestemos atención, no es ni bueno ni malo, simplemente, una señal para atender lo que nos está pasando.
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- La respuesta es interna, por eso la importancia de observarnos, OBSERVATE, a ti, hacia dentro.
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- Nos prepara para la acción. Cuando sentimos algo, normalmente debemos tomar alguna decisión para actuar al respecto.
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- Vigila el estado de nuestras relaciones. Si alguna relación nos hace sentir inestables, tristes o ansiosos, es una señal para darnos cuenta de que a lo mejor no es lo que buscamos. Si por el contrario, nos hace sentir alegres, emocionados, tranquilos… Esas emociones nos están avisando de que estamos en un buen lugar.
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- Por último, también aportan señales a nuestro entorno para que conozcan nuestro estado y sepan qué está pasando tanto de manera externa (aquello que contamos) como de forma interna (cuestiones que, incluso, puede que solo perciban gracias a ese lenguaje no verbal del que hablábamos antes).
Y ahí está la magia de las emociones, aportan información relacionada con mi estado, te informan de si estás satisfaciendo o frustrando tus metas o necesidades. Constituyen información íntima, interna y nos permiten actuar en consecuencia.
Por tanto, si hasta ahora no lo terminas de ver, a lo mejor no he sido lo suficientemente clara…
Con el aprendizaje de la gestión emocional podemos:
- Conocer mejor nuestras emociones.
- Saber cómo respondemos a ellas, ¿desde la culpa?, ¿el resentimiento? ¿la victimización?.
- Conocer cómo son nuestros pensamientos y qué nos lleva a hacer una u otra cosa.
- Conoceremos nuestros bloqueos, qué nos limita y qué cosas no nos permiten ir en busca de nuestras metas, sueños, anhelos y objetivos.
- Cómo nos comunicamos tanto con nosotros mismos como con los demás, las palabras que nos decimos, condicionan lo que hacemos y dónde ponemos el foco.
Y te preguntarás ¿Qué gano con todo este descubrimiento?
¿Sabías que cada vez que hay una emoción, lleva consigo un pensamiento asociado?
Es necesario que aprendamos a vivir la emoción en armonía, sin tratar de controlarla, ni interrumpirla, cambiarla o evitar su experiencia. Reconocerla, aceptarla y gestionarla produce siempre mejores resultados que negarla, evitarla o intentar controlarla. Solamente así nos hacemos cargo de lo que sentimos, y eso es parte del autoconocimiento.
Las emociones nos exponen la situación, para que la razón la resuelva. Se centran en el presente, pero están influenciadas por nuestro pasado y ejercen influencia sobre nuestro futuro.
Por eso se dice que son adaptativas, ¿Qué significa esto? Que tienen memoria, si no llegamos a gestionarlas, se encargarán de gobernar nuestros comportamientos, con lo cual, no seremos nosotros quienes tomemos las decisiones, sino que reaccionaremos por impulsos, y eso no es lo que buscamos.
Llegados a este punto, quiero destacar que lo más importante no es lo que nos pasa sino lo que hacemos con eso que nos pasa
Una vez leí algo que me encantó con respecto a ver el vaso medio lleno o medio vacío: no existe el vaso, nuestras capacidades son infinitas, sólo tenemos que conocernos, poner foco en lo importante y toda nuestra energía irá en ese sentido.
Aunque todos tenemos un repertorio emocional que hemos ido desarrollando a lo largo de los años en base a nuestra educación y nuestra experiencia, con el aprendizaje de la inteligencia emocional podemos desaprender eso que hemos ido interiorizando poco a poco e instalar en su lugar, en esa mochila que todos llevamos a cuestas, nuevas estructuras que ahora podemos necesitar..
Beneficios de hacer un taller de inteligencia emocional
1. GANAMOS EN SEGURIDAD
El autoconocimiento nos permitirá saber quiénes somos de verdad, lo que queremos, lo que nos importa, lo que realmente valoramos, lo que necesitamos y lo que no. Esto nos aporta seguridad y control para elegir y tomar decisiones adecuadas en cada momento.
2. GANAMOS EN AUTOESTIMA
Cuando nos conocemos y sabemos quiénes somos, mejora la relación con nosotros mismas, somos capaces de ponernos en nuestro sitio y poner los límites que necesitamos. Todo esto genera, sin duda alguna, una mejora en nuestra autoestima.
Comprendemos lo que necesitamos y somos capaces de ver aquello que necesitan los demás, eres capaz de ponerte en tú sitio, a decir que “no”, a poner límites.
3. GANAMOS EN TRANQUILIDAD
Con los límites claros y nuestras necesidades cubiertas, estamos en paz con nosotros y nosotras mismas, vemos al otro sin miedo y nos relacionamos desde la empatía y la asertividad, conseguimos un mejor entorno para nosotros y para todos los que nos rodean.
Si quieres más información sobre los talleres, no dudes en contactarme. Estaré encantada de hablar contigo y escucharte.